martes, 11 de junio de 2019

Crítica por Fernando Iturreta

El contenido intimidatorio de las acciones, de los gestos, de las palabras perduran en una sociedad que llega a quitar al individuo su propia voz; requiere ser hablado por otros, se desarma y se mutila por el juego asfixiante de la presión de un medio que no deja elegir el sentido de la vida.

Rezar de Noche, la obra de Dario Bonheur es el giro de ese taladro en los sentidos.

La puesta de Adriana Garibaldi dota de una coreografía sobre esa persistencia, de la tradición casi folklórica de un ambiente que oscurece las voluntades y esquiva las responsabilidades con acusaciones caprichosas de los que sostienen la historia, en el presente, en el pasado y con la certeza de su reiteración futura. Toda la síntesis de luz y escenografía es hábil para potenciar la expresividad de Rezar de Noche

Un elenco parejo: Victoria Páez, Victor Salvatore, José Arrué, Alejandro Hener y Elena Acuña en esta danza abrumadora que nos señala, ese malambo infame que nos sigue.

Fernando Iturrieta

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